Bendición Apostólica de su Santidad el Papa Benedicto XVI por los 160 años de la IAM en Argentina

160 años de la IAM en Argentina

 

Carta del Director Nacional de las OMP en Argentina

Queridos niños, niñas, adolescentes y animadores, querida familia de la IAM en Argentina:

El 9 de mayo de 1843, el obispo de Nancy (Francia), Monseñor Carlos Augusto de Forbin-Janson, deseoso de sostener las actividades de los católicos en China, propuso a los niños de París que ayudaran a los niños de China rezando un avemaría al día y ofreciendo algo de dinero cada mes. En poco tiempo, esta iniciativa misionera de apoyo material y espiritual superó las fronteras de Francia y se difundió en otros países. El 30 de septiembre de 1919, el Papa Benedicto XV escribía: «Recomendamos vivamente a todos los fieles la Obra de la Santa Infancia, que tiene como objetivo asegurar el bautismo a los niños no cristianos. Recomendamos que todos los niños cristianos puedan sumarse a esta Obra, para que gracias a ella aprendan a ayudar en la evangelización del prójimo y comprendan, ya a su edad, el precioso valor de la fe» (Maximum illud).

La Jornada Nacional de la Infancia y Adolescencia Misionera de este año (domingo 23 de agosto) reviste un valor singular, ya que se conmemoran los 160 años de historia de la Pontificia Obra de la Santa Infancia presente en nuestro País, y que lentamente fue incorporando a los adolescentes trasformándose en Obra de la Infancia y Adolescencia Misionera. Dicha jornada propone a los niños y adolescentes de todas las diócesis un programa de vida fundado en la oración, el sacrificio y gestos concretos de solidaridad, como camino de formación de los discípulos misioneros de Jesús y para hacer discípulos misioneros de Jesús en una relación de amistad con los niños y adolescentes del mundo entero.

Queridos amigos y amigas de la IAM, sé con cuánto cuidado y generosidad tratan de llevar adelante este compromiso con Jesús y la Iglesia. Se esfuerzan de muchas maneras por compartir el dolor de los niños y adolescentes obligados a trabajar, y por aliviar la indigencia de los más pobres y explotados; se solidarizan con los dramas de los niños y adolescentes implicados en las guerras de los grandes, rezan todos los días para que millones de sus amigos, niños y adolescentes, que aún no conocen a Jesús, participen del don de la fe, que ustedes han recibido. Pueden estar seguros de que, quien encuentra a Jesús y acepta su Evangelio se ve enriquecido con numerosos valores espirituales: la vida divina de la gracia, el amor que nos hace hermanos unos de los otros superando color, raza o situación económica, la entrega a los demás, el perdón dado y recibido, la disponibilidad para dar y recibir, la esperanza y la alegría, la paz como don y compromiso a la vez.

Sabemos bien que este compromiso de misión y de solidaridad no se limita a algunas semanas o solamente al mes de la IAM, sino que se extiende a toda la vida. Por eso, una vez más, los animo a responder generosamente a los innumerables pedidos de ayuda que llegan de los países más pobres que el nuestro. ¡Cuántos chicos y chicas en Europa, en América, en Asia, en África y en Oceanía rezan y trabajan, como cada uno de ustedes, por este mismo ideal! Tanto es así que se ha creado un Fondo Mundial de Solidaridad, destinado a recoger las ofrendas que llegan de distintos lugares del mundo y que se utilizan para financiar pequeños y grandes proyectos destinados a ayudar a niños y adolescentes.

Existen bellísimas historias de chicos que, para ayudar a sus amigos, se han implicado en el dolor y sufrimiento de muchos otros chicos como ellos; para liberarlos de la obligación de combatir, han renunciado a un juguete o a una diversión costosa; y para financiar los libros de catecismo o para construir escuelas en zonas de misión, se han comprometido a realizar diferentes formas de ahorro. Y los ejemplos podrían seguir. Son más de cuatro mil los proyectos que la Obra de la IAM financia año a año con sus contribuciones. ¿No es un verdadero milagro del amor de Dios, grande y silencioso, que deja una huella en el mundo? Queridos niños y adolescentes misioneros, queridos animadores, todos deben participar en este milagro. Y quien no posee nada, puede ofrecer la contribución de su oración juntamente con la incomodidad de su pobreza. La solidaridad con quien es menos afortunado nos abre el corazón a las grandes exigencias de la humanidad. En los niños y adolescentes más pobres y necesitados podemos reconocer el rostro de Jesús. Así vivieron grandes misioneros como Francisco Javier, Mateo Ricci, Carlos de Foucauld, la madre Teresa de Calcuta y tantos otros en todas las regiones del mundo.

Agradezco de corazón la preocupación y el apoyo de los obispos y sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas; como así también de sus animadores y catequistas, de sus padres y maestros, a favor de la Obra de la IAM. Desde su fundación, ha dado frutos de heroísmo misionero, y ha escrito páginas muy hermosas de la historia de la Iglesia. Los primeros niños chinos, salvados por los "niños misioneros", se convirtieron en maestros, catequistas, médicos y sacerdotes. El don del bautismo se transformó en luz para ellos y para sus familias. Entre los muchachos ayudados por la ofrenda y por la oración de otros niños, figuran los mártires Pablo Tchen y el primer arzobispo de Pekín, el cardenal Tien Kenhsin. Además, a lo largo de los años ha nacido en muchos niños y adolescentes la vocación a la consagración total a la evangelización. ¿Cómo no recordar a la pequeña Teresa de Lisieux que, a los 7 años, el 12 de mayo de 1882, se inscribió en la Obra de la Santa Infancia y, a los 14, ya había decidido entregarse a Jesús por la salvación del mundo? Esta fecundidad espiritual no se ha apagado hoy. Recemos para que un número cada vez mayor de chicos y chicas ponga a disposición del Evangelio, no sólo una etapa de sus vida, sino toda su existencia. Pidamos también a Dios que se extienda por todas partes la acción caritativa de la Infancia y Adolescencia Misionera.

Las necesidades de los niños del mundo son tan numerosas y complejas, que ninguna alcancía y ningún gesto de solidaridad, por grande que sea, bastaría para resolverlos. Es necesaria la ayuda de Dios. Ustedes, queridos chicos misioneros, inscribiéndose en la Obra de la IAM, asumieron como primer compromiso el rezo de un avemaría al día. En efecto, saben que la eficacia de la misión está, ante todo, en la oración y, por eso, se dirigen a la Virgen María, Reina de las Misiones. Desde hace 160 años la invocan en nombre de los niños de todo el mundo. Los invito a perseverar en esta hermosa práctica con un compromiso renovado. Los mayores podrían intentar, al menos una vez, rezar una decena del Rosario o, incluso, el rosario completo. Es muy significativo el Rosario misionero: la decena blanca es por la vieja Europa, para que sea capaz de recuperar la fuerza evangelizadora que ha engendrado tantas Iglesias; la decena amarilla es por Asia, que rebosa de vida y de juventud; la decena verde es por África, probada por el sufrimiento, pero disponible al anuncio; la decena roja es por América, promesa de nuevas fuerzas misioneras; la decena azul es por el continente de Oceanía, que espera una difusión más profunda del Evangelio.

Queridos niños y niñas, queridos adolescentes misioneros, que los acompañe la Virgen en su compromiso. A ella los encomiendo a cada uno de ustedes, así como a sus animadores, familiares, y a las comunidades parroquiales o educativas a las que pertenecen. ¡Feliz Cumpleaños IAM!, ¡Felices 160 años de vida en Argentina!

A todos los bendigo con gran afecto.

Pbro. Osvaldo Leone

Afiche de los 160 Años de la IAM en Argentina, y del Mes de Agosto

 

Mensaje de la Hna. Marcela Davies, Secretaria Nacional de la IAM en Argentina

Queridos animadores y amigos de la IAM :

En Agosto la IAM está de fiesta porque celebra sus 160 años de vida en Argentina. Según los datos de los anales de Italia, en 1849 se dio comienzo a las actividades de la IAM y consta que, en 1869 se realizó la 1° colecta en nuestra patria.

Celebrar un aniversario es motivo de acción de gracias, de evaluación y de proyección. Tenemos recuerdos comunitarios por la fundación de una ciudad, el aniversario de una institución, donde se hace fiesta celebrando ese evento significativo: algo que sucedió en el tiempo, pero que sigue siendo fecundo hoy, donde hacemos memoria del cuidado y amor de Dios en los hechos importantes de nuestra vida, para darle sentido al hoy y proyectar el corazón hacia delante.

Estos 160 años de vida de la IAM, son acción de gracias, evaluación y proyección y me hace pensar lo que significa una fiesta:

  • Que nunca es para uno mismo, sino que está en función de la alegría de los otros… hay que disponer el corazón saliendo del propio egoísmo.
  • Que necesita antes que nada de una auténtica actitud de gozo y esperanza tanto en su realización como en su preparación.
    Que su fruto es la alegría.
  • Que es el tiempo de renovar la capacidad de asombro, la capacidad de maravillarnos de lo que Dios va haciendo en el mundo, en las personas, en cada uno de nosotros…
  • Que encierra un elemento contemplativo: nos invita a ver más allá. Lo cotidiano esconde algo extraordinario que la fiesta desvela y celebra
  • Que es la manifestación externa de una aceptación interior de lo que Dios dispuso: el pasado, el presente y lo que vendrá. Es como decirle a Dios que estamos contentos por lo que nos dio, por las personas que puso a nuestro lado, por los acontecimientos, por este tiempo de historia compartido. Es decirle gozosamente que aceptamos este hecho lindo que nos ocupa en este momento.

En este festejo de la IAM por sus 160 años de vida, estamos todos invitados a la acción de gracias porque los niños, adolescentes, animadores y todos los que formamos parte de esta linda familia de la Infancia y Adolescencia Misionera, son y hacen amigos para Jesús…. Por todas las personas que desde su misión y entregando sus dones y tiempo han ayudado a que la IAM crezca y se expanda a lo largo y ancho de nuestra patria.

A compartir todos los proyectos en favor de los niños y adolescentes necesitados del mundo y todo lo que a lo largo de este año se ha hecho con la colaboración material de los niños y adolescentes de nuestro país.

Hna. Marcela Davies - Secretaria Nacional de la IAM

160 Años de la IAM en Argentina!!!
Este es un video armado por Eli, una Animadora de la Diócesis de Concordia, Entre Ríos.