El Papa y los niños

VATICANO - “La acogida y la solidaridad con el extranjero, especialmente si se trata de niños, se convierte en anuncio del Evangelio de la solidaridad. La Iglesia lo proclama cuando abre sus brazos y actúa para que se respeten los derechos de los emigrantes y los refugiados”: Mensaje del Papa con ocasión de la Jornada del Emigrante y del Refugiado

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La 96° Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el domingo 17 de enero del 2010, tiene como tema “Los emigrantes y los refugiados menores de edad”. En el Mensaje publicado en la ocasión el Santo Padre Benedicto XVI subraya “la solicitud constante de la Iglesia por los que viven, de distintas maneras, la experiencia de la emigración” y recuerda que “el propio Jesús de pequeño vivió la experiencia del emigrante porque, como narra el Evangelio, para huir de la amenaza de Herodes tuvo que refugiarse en Egipto junto con José y María”.
A continuación el Papa denuncia “la dramática condición” en la que viven muchos niños en el mundo a pesar de que la Convención de los Derechos de los Niños, donde se afirma que a los menores hay que reconocerles los derechos fundamentales de la persona de la misma manera que se reconocen al adulto, “lamentablemente en la realidad esto no siempre sucede”. Por lo que el Santo Padre manifestó su deseo de “que se dedique la debida atención a los emigrantes menores de edad, que necesitan un ambiente social que permita y favorezca su desarrollo físico, cultural, espiritual y moral”.
Considerando la situación de los chicos nacidos en los países de acogida o la de los hijos que no viven con sus padres, que emigraron después de su nacimiento, sino que se reúnen con ellos más tarde, Benedicto XVI evidenció como estos “forman parte de dos culturas, con las ventajas y las problemáticas ligadas a su doble pertenencia, una condición que sin embargo puede ofrecer la oportunidad de experimentar la riqueza del encuentro entre diferentes tradiciones culturales. Es importante que se les dé la posibilidad de acudir con regularidad a la escuela y de acceder posteriormente al mundo del trabajo, y que se facilite su integración social gracias a estructuras formativas y sociales oportunas”.
El Papa llamó la atención sobre el aumento de menores refugiados que piden asilo, huyendo por distintas razones de sus propios países, exhortando a afrontar el fenómeno con “con acciones coordinadas, con medidas de prevención, protección y acogida adecuadas”.
Dirigiéndose a las parroquias y a las asociaciones católicas que “realizan grandes esfuerzos para salir al encuentro de las necesidades de estos hermanos y hermanas nuestros”, el Santo Padre expresó su gratitud, invitando a todos los cristianos “a tomar conciencia del desafío social y pastoral que plantea la condición de los menores emigrantes y refugiados”. “Cada intervención concreta nuestra tiene que alimentarse ante todo de fe en la acción de la gracia y de la divina Providencia. De este modo, también la acogida y la solidaridad con el extranjero, especialmente si se trata de niños, se convierte en anuncio del Evangelio de la solidaridad. La Iglesia lo proclama cuando abre sus brazos y actúa para que se respeten los derechos de los emigrantes y los refugiados, estimulando a los responsables de las naciones, de los organismos y de las instituciones internacionales para que promuevan iniciativas oportunas en su apoyo”. (S.L.) (Agencia Fides 28/11/2009)  www.fides.org/spa/documents/Messaggio_Migranti_spa_27112009.doc

"Manifiesto mi gratitud a los niños de la Infancia Misionera"

"Hoy se celebra la Jornada Misionera Mundial de la Infancia Misionera. Desde hace más de 160 años, por iniciativa del obispo francés Charles Forbin Janson, la Infancia de Jesús se convirtió en ícono para el compromiso de los niños cristianos que ayudan a la Iglesia en su tarea de evangelización con la oración, el sacrificio y los gestos de solidaridad. Miles de niños salen al encuentro de las necesidades de otros niños, impulsados por el amor que el Hijo de Dios, al hacerse niño, trajo a la tierra. Manifiesto mi gratitud a estos niños y pido a Dios que sean siempre misioneros del Evangelio.

Expreso mi agradecimiento también a los animadores, que los acompñañan en la senda de la generosidad, de la fraternidad y de la fe gozosa que engendra la esperanza."

Benedicto XVI, angelus del 6/01/2008

Benedicto XVI con los niños y niñas de la Infancia Misionera

CIUDAD DEL VATICANO, 30 MAY 2009 (Sistema Informativo del Vaticano).-Benedicto XVI se encontró este mediodía en el Aula Pablo VI con más de 7.000 niños de la Obra de la Infancia Misionera procedentes de todo el mundo y respondió a las preguntas de tres de ellos.

 Una niña de doce años preguntó al Santo Padre si pensaba que algún día las diversas culturas podrían vivir sin litigar en nombre de Jesús.

El Papa respondió recordando que su familia se había trasladado al pueblo donde estaba su escuela hacía poco tiempo. En el pueblo, de 400 habitantes, vivían agricultores ricos, gente de clase media y personas con pocos recursos. Por lo tanto, en el colegio del Papa "se reflejaban realidades sociales muy distintas, pero a pesar de ello había una hermosa comunión entre nosotros", dijo Benedicto XVI. "Nos ayudábamos y, naturalmente, alguna que otra vez nos enfadábamos, pero después nos reconciliábamos y se nos olvidaba lo que había pasado. Me parece importante. A veces en la vida humana parece inevitable discutir; pero lo que es importante es el arte de reconciliarse, perdonar, recomenzar y no tener amargura en el alma."

"También aprendimos a conocer la Biblia, empezando por la Creación hasta el sacrificio de Jesús en la Cruz, y llegando a los principios de la Iglesia. Juntos aprendimos el catecismo, a rezar, a prepararnos para la primera confesión y la primera comunión: aquel fue un día espléndido. Entendimos que Jesús mismo viene a nosotros y que no es un Dios lejano: entra en la propia vida, en la propia alma". El Papa recordó que la primera comunión, "como encuentro concreto con Jesús que viene a mi y a todos, fue un factor que contribuyó a formar nuestra comunidad".

"Encontramos -rememoró el Santo Padre- la capacidad de vivir juntos, de ser amigos y aunque desde 1937 (...) no haya vuelto a aquel pueblo hemos seguido siendo amigos. Por lo tanto aprendimos a aceptarnos y a portar el peso unos de otros. (...) A pesar de nuestras debilidades nos aceptamos y con Jesucristo, con la Iglesia, encontramos juntos el camino de la paz y aprendemos a vivir".

La segunda pregunta fue si Benedicto XVI pensó alguna vez que sería Papa.

"A decir verdad -respondió- nunca pensé ser Papa, porque como os he dicho fui un chico bastante ingenuo que vivía en un pueblo lejos de los grandes centros. (...) Naturalmente conocíamos, venerábamos y amábamos al Papa, que era Pío XI, pero para nosotros estaba a una altura inalcanzable; era casi otro mundo: sí, era nuestro padre, pero al mismo tiempo era una realidad muy superior a la nuestra. Tengo que deciros que todavía hoy me resulta difícil entender porqué el Señor pensó en mí y me destinó a este ministerio. Pero lo acepto de sus manos, aunque sea algo sorprendente y me parece superior a mis fuerzas. Pero el Señor me ayuda".

"¿Cómo podemos ayudarte a anunciar el Evangelio?", fue la última pregunta.

El Santo Padre contestó que los niños de la Infancia Misionera formaban ya "parte de una gran familia que difunde el Evangelio en el mundo" y les señaló el programa que ya llevan a cabo: "escuchar, rezar, conocer, compartir, ser solidarios".

"Rezar -explicó- es muy importante (...) porque hace presente la fuerza de Dios. (...) Escuchar, es decir, aprender realmente lo que nos dice Jesús. Conocer la Sagrada Escritura, la Biblia. En la historia de Jesús aprendemos cómo es el rostro de Dios. (...) Compartir es no querer las cosas solo para uno mismo, sino para todos, dividirlas con los demás (...) en nuestro mundo pequeño, que forma parte del mundo más grande. Así nos convertimos en una gran familia, donde unos respetan a los otros y respetan a los demás en su diversidad ".

"Todo esto -concluyó- significa, sencillamente, vivir en esta gran familia de la Iglesia, en esta gran familia misionera. Vivir los puntos claves como la división, el conocimiento de Jesús, la oración, la escucha recíproca y la solidaridad es una obra misionera porque ayuda a que el Evangelio sea una realidad en nuestro mundo".

El Papa reza por los niños víctimas de la guerra y de la violencia

CIUDAD DEL VATICANO, jun. 24, 2009.- El Papa Benedicto XVI dijo que reza por todos los niños del mundo, en especial por aquellos que son víctimas de la violencia y del abandono provocados por las guerras.

"Pienso en todos los niños, en particular en los que están expuestos al miedo, al abandono, al hambre, a los abusos, a la enfermedad, a la muerte. El Papa está cerca de todas estas pequeñas víctimas", aseguró.

Las afirmaciones del pontífice fueron hechas durante la audiencia general de los miércoles, en la cual participaron miles de personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, entre ellas, una delegación de Organización Naciones Unidas (ONU) sobre el tema de la infancia.