Cuentos, Fábulas y Leyendas

Narraciones para adolescentes

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El diablo y el campesino, por Dino Semplici

 Un día el diablo se fue de inspección para ver cómo rezaban las personas. Era un tema que le interesaba porque la experiencia le había enseñado que era de vital importancia para su trabajo. Su gira fue breve y satisfactoria porque las dolientes oraciones eran de¡ todo innocuas -y porque las personas que rezan son menos que las moscas blancas-.

Estaba regresando contento a casa, cuando descubrió, en un campo, a un labrador que estaba gesticulando. Ávido por saber qué pasaba, se escondió detrás de un montículo y se puso a observar. El hombre estaba peleando violentamente con Dios: lo trataba sin ninguna consideración, y le decía toda clase de barbaridades...

El diablo se quedó vivamente interesado en un principio, pero luego comenzó a reflexionar y aquello no le gustó nada.

Mientras andaba en estas cavilaciones pasó por allí un cura, quien dirigiéndose al campesino le dijo:

-Buen hombre. ¿Por qué razón te comportas así? ¿No sabes que insultar a Dios es pecado?

-Reverendo -responde el hombre-, si me enfurezco con Dios, es porque creo y porque le siento cercano; si le digo lo que siento, es porque lo quiero mucho; si grito, es porque sé que me escucha.

-Tú deliras -dijo el cura alejándose.

Pero el diablo, que sabía más que el cura, se fue muy alarmado: había descubierto a un hombre capaz todavía de rezar.

El mendigo sabio, por Taulero

 Un estudioso rogó a Dios durante ocho años que le enseñara el camino de la verdad. Un día oyó una voz del cielo que le dijo:

-Sal y vete a los escalones de la iglesia; allí encontrarás a un hombre que te enseñará el camino de la verdad y de la alegría.

Sale, pues, y encuentra a un mendigo, cuyos pies estaban heridos, desnudos, llenos de barro, y sus vestidos no valían tres duros. Lo saluda diciendo:

-Que Dios le conceda un buen día.

El mendigo le respondió:

-No me recuerdo haber tenido jamás un día malo.

-Que Dios le haga feliz.

-No he sido jamás infeliz -respondió el hombre.

-Por favor, hable con más claridad -dijo el estudioso- porque no entiendo lo que dice.

-Usted me ha augurado un buen día, yo le he respondido que jamás he tenido uno malo; en efecto, cuando el hambre me atormenta, alabo a Dios; cuando recibo desprecio, alabo a Dios; si siento frío, si graniza, si nieva, alabo a Dios; por consiguiente, no he tenido jamás un día malo. Cualquier cosa que yo reciba de Dios, o que él permita que yo reciba de los otros, prosperidad o adversidad, dulzura o amargura, la considero como una verdadera fortuna, y la acepto con alegría de su mano. Por esto no he sido jamás infeliz.

-Pero, ¿qué diría -preguntó aún el estudioso- si Dios quisiese arrojarlo a lo más profundo del abismo?

-Si Dios quisiese llegar a esto, me abrazaría estrechamente a él; así si quisiera arrojarme al infierno, tendría que venir conmigo; y yo preferiría estar en el infierno con él que en el cielo sin él.

-¿De dónde viene? -preguntó aún el estudioso.

-Vengo de Dios.

-¿Dónde lo ha encontrado?

-En las criaturas.

-¿Dónde habita?

-En los corazones puros y en los hombres de buena voluntad.

-¿Qué es usted, pues?

-Soy rey.

-¿Dónde está su reino?

-En mi alma.

El estudioso comprendió que el mendigo, por su conformidad con la voluntad de Dios, era más rico que los monarcas y más feliz que todos.

 

 

URRACA FLACA

Se anuncia en el campo un gran baile de plumas y picos. Toda la pajarería se adorna con las mejores plumas. El hornero, bien marrón; el cabecita negra, con su gorrita lustrosa; el benteveo, amarillo y negro como los taxis de Buenos Aires, el picaflor es el más bonito, por supuesto…las cotorras y su verde aportan lo suyo. Realmente un espectáculo de gente volante. Hay una que ha tenido que sacar de un lado y de otro algo para lucir mejor. Su plumaje no es demasiado atractivo y como le gusta llevarse al nido cosas que brillen, muchos no la quieren cerca. ¿Esta noche será diferente? Espera con muchas ganas la ocasión, porque está decidida a hacerse de amigos: la soledad no le gusta nada.

Urraca Flaca está preciosa en la fiesta de los pájaros. Su plumas no serán coloridas, pero adornada con collares, pulseras, aros y broches que brillan parece una estrella luminosa…se mira en su espejito de papel de plata y no se ve como

desearía…ella quiere tener cara de buena, además, pero casi nunca le sale…
Ahora está un poco triste porque escuchó una conversación entre la tijereta y el pájaro carpintero:

-¡Esa Urraca Flaca no presta nada!- cuenta la tijereta- Hace unos días le pedí una tijera porque la mía estaba desafilada y me la negó… La necesitaba para cortarle el penacho al cardenal. Soy peluquera. Miró para adentro del nido y me dijo: “¡Qué macana, no tengo nada!”

-Me pasó algo parecido- respondió el pájaro carpintero- A mí me faltaban clavos para el ropero de los gorriones. Ellos lo necesitan con urgencia, porque se viene el verano y tienen que guardar la ropa de invierno…También le pedí algunos a Urraca Flaca. ¿Sabe qué contestó? “¡Qué macana, no tengo nada!”

En ese momento llega una paloma mensajera llorando a todo volumen:
-¡Uhhhhhh!¡Uhhhhhh!¡Uhhhhhh! Soy paloma mensajera y he perdido mi pulsera. ¡Uhhhhhh!¡Uhhhhhh!¡Uhhhhhh!

Entonces Urraca Flaca viene volando y le da su brazalete dorado más hermoso. Enseguida se mira nuevamente en el espejo de papel de plata y se ve cara de buena. Un poquito, por lo menos…Aparece una gaviota vieja a la que le falta un ojo de cuando era gaviota pirata…

-Urraca Flaca…¿No tendrás una perla negra para hacerme un ojo?
-¡Qué macana, no tengo nada!- dice la urraca casi sin pensarlo. Luego recuerda sus momentos frente al espejo de papel de plata y cambia:- Miraré qué tengo debajo de la cama ¡Venga mañana!- Lo piensa mejor, busca dentro d el nido, encuentra lo que la gaviota anda necesitando y se lo alcanza:

-¡Gracias, Urraca Flaca!¡Qué favor me ha hecho! Venga mañana a mi nido, a comerse un lindo guiso de gusanitos- le responde la gaviota y la Urraca Flaca está muy feliz…¡Tiene una amiga!

FIN
María Alicia Esain
Entre muchas otras cosas, maestra, profesora de inglés, narradora. Coordina talleres literarios y docentes y ha publicado sus obras en numerosos medios, como www.internenes.com ywww.7calderosmagicos.com.ar, y en libros y revistas.

 

 

 

La montaña de las dificultades

 En la selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convoco a una reunión para pedirles una toma de decisión:

Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los
animales, pero para una gran duda en la selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes. A cual de ellos debemos rendir obediencia? Cual de ellos deberá ser nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido.

Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos... Necesitamos saber cual será el elegido, pero Como descubrirlo?.

Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada: Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

La Montaña Difícil era la mas alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intento escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajo derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, Como elegirían un rey?

En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: Yo se quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

Como?, Preguntaron todos. Es simple... dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuche lo que cada uno dijo a la
Montaña.

El primer león dijo: - Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: - Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, completo el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es mas grande que su problema: el es el rey de si mismo, y esta preparado para ser rey de los demás.

Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado. El Rey de los Animales.

Moraleja: No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas. Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tu. Tu todavía estas creciendo y eres mas grande que todos tus problemas juntos.

Todavía no llegaste al limite de tu potencial y de tu excelencia.

La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado. !Tu todavía estas creciendo!