El Día Internacional de la Mujer

27.06.2010 17:47

 

El 21 de marzo pasado, la Asociación de Mujeres Católicas de la Diócesis de Parakou, celebró, uniéndose a todas las mujeres del mundo, el Día Internacional de la Mujer, que tiene lugar todos los años el 8 de marzo. Una delegación representaba a la Asociación de Mujeres Católicas de Cotonou en este primer aniversario de la Asociación de Parakou. Casi todas las parroquias de la diócesis participan en la obra de evangelización de la asociación y en la reflexión abierta este año con el tema « Mujer católica: sal de la tierra y luz del mundo ». La armonía en los hogares, el buen entendimiento con los maridos en lo que se refiere a la educación de los niños y jóvenes, el deber de la familia cristiana, la dignidad de la mujer y la ayuda entre mujeres, forman el nudo de esta reflexión.. 

La misa de Acción de Gracias celebrada en la catedral y presidida par Monseñor Fidèle Agbatchi, abrió esta jornada solemne y de reconocimiento al papel que la mujer juega en la sociedad beninesa y en la Iglesia local. Durante la homilía, Monseñor Agbatchi animó a todas las mujeres católicas de Parakou a continuar organizándose como lo están haciendo ya desde el año 2009. Puso el acento en el reconocimiento hacia la mujer que la Iglesia, y en particular, el último sínodo de los obispos de África, han manifestado sobre el esfuerzo de las mujeres para que la reconciliación, la justicia y la paz reinen en los hogares y en la sociedad. El arzobispo siente que la sociedad, tanto civil como católica, no haga siempre justicia, reconozca y respete la dignidad de la mujer, e hizo un llamamiento a la responsabilidad de todos los hombres en este sentido, y al perdón entre hombres y mujeres.  

La alegría, la música y el baile, acompañaron a las mujeres por toda la ciudad de Parakou, en el desfile desde la catedral hasta el Centro Guy Riobé. Estaban organizadas por parroquia, cada una con su pancarta. El lema de este año se oía con fuerza, convocado por alguna de ellas: ¡Mujer católica!; respondían otras: Sal de la tierra, ¡Mujer católica! Luz del mundo, ¡Mujer católica! Adelante, adelante, adelante.

 Continuaba la fiesta con una conferencia en francés seguida de la restitución y debate en grupos lingüísticos sobre el tema propuesto por ellas mismas “Mujer católica: sal de la tierra y luz del mundo”. Una breve presentación histórica sobre el día mundial de la mujer desde sus comienzos a principios del siglo XX hasta nuestros días, daba paso a la realidad de la mujer católica en el mundo, el hogar, la sociedad y la Iglesia, permitiendo abrir el debate sobre los obstáculos que impiden a la mujer cumplir con su misión en la transmisión de la fe. Algunas dificultades vienen de los prejuicios, las costumbres y las discriminaciones a los cuales la mujer puede estar sometida, a pesar de todos los esfuerzos que se hacen para promover la dignidad de la mujer. Podemos citar, entre otros, la poligamia, la exclusión o la limitación a la formación de las niñas y jóvenes… Pero las mujeres tienen que velar por no caer en la complicidad y no convertirse en víctimas de estas situaciones. Deben liberarse de sus propias inhibiciones, aprender a trabajar juntas, a aceptar a sus hermanas llamadas a ocupar puestos de responsabilidad, evitando críticas y celos, a ayudar. Pueden comprometerse en esta tarea de construcción de la sociedad y de la Iglesia, con la certeza de contar con el apoyo de la Iglesia, de su comunidad cristiana y, sobre todo, de Dios.  

Las mujeres Fon, Lokpa, Vialí, Ditamarí, Bariba, Nagot, expusieron algunas de estas dificultades con gran simplicidad y espontaneidad. La mujer que viene de una familia tradicional, en cuanto a la religión, ante las presiones, debe negarse humildemente y sin amenazas a todo tipo de sacrificios a los espíritus o fetiches. En algunas culturas se impone además a las viudas una serie de tradiciones que van contra la dignidad de la mujer. 

En cuanto a la educación de los hijos, se enfrentan al tema universal de los medios de comunicación, las telenovelas y el acceso a internet, que representan una verdadera lucha en la educación de los niños. Otras dijeron que

 es muy importante comenzar la educación de los hijos en unión con de los padres, tener momentos de oración en familia, y estar atentos a la manera de vestirse de sus hijos, enseñarles el respeto y amor por el prójimo. El buen entendimiento, el amor, el diálogo entre los padres permitirá con el ejemplo enseñar a los hijos. Además de este día de fiesta, las mujeres sienten la necesidad de reunirse y discutir sobre los temas que les preocupan durante todo el año, y no como algo aislado durante el día de la mujer.   

El pasado domingo 18 de abril asistimos una delegación de Parakou a la misa dominical de la parroquia de Tchatchou, a 40 kms. Se trata de una pequeña iglesia que la comunidad quiere agrandar y para contribuir a ello, habían previsto una segunda colecta o Zindo. La asociación de mujeres de Tchatchou hicieron su procesión con bailes hasta el altar para presentar 68000 francos (1 euro= 656 francos), las de Parakou ofrecimos de la misma manera 50000 francos, seguidas de un llamamiento al resto de mujeres (7400 francos) y a los hombres, (6800 francos). El celebrante abrió este último turno.  

Nos invitaron a comer después de la misa, y después de unos bailes, una de las de Parakou nos informó que tenía familia allí, y que se había enterado que hacía tiempo que no iban asistían a la comunidad. Pidió que fuéramos a saludarles. La visita se convirtió en más bailes y cantos hacia Dios, por parte de 14 mujeres vestidas de uniforme, que salieron todas a la par de la camioneta, y con gran sorpresa y sin salir de su asombro, los anfitriones nos ofrecieron agua. La próxima cita, el domingo por la mañana en la iglesia, era el mensaje. Entre miradas de asombro (la mía incluida), risas y bailes, recibimos 5000 francos de unos conocidos que pasaron por allí, para apoyar la labor de la asociación de mujeres católicas.

 El mayor agradecimiento hacia todas las personas que animan, ayudan, empujan y hacen posible que las mujeres católicas de Parakou puedan ser siempre Sal de la tierra y Luz del mundo. 

Lola Agúndez, asociada SMA.

Parroquia Notre Dame du Sacré Coeur.

Banikanni. Parakou.