Consagradas para servir

Los Votos de Obediencia, Pobreza y Castidad

"Los votos son la base de toda la santidad de una vida que ha querido consagrarse a Dios. Son un acto serio delante de EL"

                                                            padre Agustín Planque

"A través de los votos, las Hermanas se comprometen a seguir a Cristo, a la manera de los Apóstoles."

                                                                          (Constituciones 4)  

La pobreza.

Padre Planque la ve como un espíritu de desprendimiento que ayuda a simplificar las necesidade habituales de la vida.

Vivir como pobre es aprender a recibir, y no poseyendo nada como propio, a poner todo en común. Y en lo que podría sentirse como una frustración, florecerá la alegría de un corazón verdaderamente liberado. 

Dispuestas a dar todo lo que hemos recibido gratuitamente del Señor, y capaces de aceptar con coraje las privaciones, la incomodidad, o incluso la inseguridad que, momentáneamente al menos, pueden presentarse.

 

La castidad

Ella es para quien desea ir más allá de un amor, de un hogar, con el propósito de entregarse más libremente a todos. Requiere del dominio de sí, un hábito de reserva, y especialemente una entrega total al Señor. 

Esto de ninguna manera excluye la riqueza de las relaciones, los vínculos fraternales o la amistad, de la que el Padre Planque tiene un elevado concepto.

Es la amistad de Cristo lo que da sentido a  ésta consagración. ¿Dónde encontrar, sino en la oración, la fortaleza y la fuerza de trabajar para forjarse un corazón libre, dichoso de hacer felices a los demás? 

El celibato consagrado, nos ayuda a crear un clima franco y sano, donde en la transparencia, la simplicidad y la libertad del corazón podamos ser signos de la ternura de Dios.

 

 La obediencia

El Padre Planque siempre pone como ejemplo a Jesucristo mismo, cumpliendo en todo momento, la voluntad de Dios Padre.

El Concilio Vaticano II devolvió a la virtud de la obediencia religiosa, su verdadero valor que es teologal, y su dignidad de acto libre y responsable. 

Las responsables de la congregación, junto con todas las demás hermanas, nos sabemos llamadas a discernir cómo hacernos disponibles a Dios para ayudar al bien de las personas y al progreso de todo el pueblo de Dios

La obediencia religiosa sería  siempre un ejercicio exigente y difícil porque permaneciendo en el recto camino de la búsqueda de la voluntad de Dios, llama a vivir el Misterio Pascual de Muerte y de Resurrección del Señor.